Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
MEMORIALES DE LAS INDIAS AUSTRALES



Comentario

MEMORIAL 18


El Cap" P° F' de Quirós. Señor, las razones que doy para que esta jornada se arme en la Ciudad de los Reyes del Pirú, son por tener a dos leguas el puerto del Callao, a donde hay muchos navíos de todos portes y mucho de todo lo menesteroso para navegarse, y porque hay de todos los bastimentos y tengo experimentada su duración; y porque desde allí a la bahía de San Felipe y Santiago tengo conocidos los tiempos y los vientos y el camino, y porque soy muy conocido en aquella ciudad y prático della; y por la mucha gente sobrada que hay en todo aquel Reino. Y menos de esto será aventurarla por nada.



Num. 1.° Supuesto que ya Dios fue servido que las naos y gente han llegado a aquella bahía de San Felipe y Santiago, luego, y siempre con maduro consejo en todos casos y cosas, se ha de hacer junto a uno de sus dos ríos una casa cuadrada y grande y fuerte, con cerca de palizada, para que la gente se recoja en ella, y se ha de proveer de los bastimentos necesarios para el sustento; y también más, se ha de hacer una gran sementera de maíz y arroz, y de otras muchas de nuestras legumbres y semillas, y lo mismo de las raíces de la tierra que son muchas y muy buenas, y es sementera que no se puede quemar ni talar con la facilidad que otras, y para esto hay allí muy cerca las haciendas de los indios y mucha y muy buena tierra desmontada. Luego se procurará con medios de todos muy suaves y muy diligentes, una vez y muchas veces, la amistad de los indios; primero de los señores, y teniéndolos seguros y contentos, y habiendo de nuestra parte trato amoroso, fiel, reportado y duradero, y memoria de cuán grave delito es matar a uno y muchos cuerpos y almas, tengo por cierto según lo que de ellos conocí, que se acabará con todo lo que se pretende y desea para atraerlos el conocimiento de Dios y obediencia de la Santa Sede Apostólica y de V.M.



Num. 2.° Lo otro: hase de tomar el pulso a los tiempos, calar la tierra, desentrañar sus secretos y grandezas, entender todo el modo de vivir de sus moradores, correr las costas al levante y al poniente y las islas de la comarca, y luego que se haya tomado la razón, cuanto más fuere posible se hará la descripción y relación, y con ellas y con las noticias que los indios dieren, y el estado presente y forma que se va dando en el gobierno, y las muestras de todo cuanto se hallare, buscado con inteligencia; y algunos de aquellos naturales se despacharán avisos en tiempos diferentes a Lima y a México, para que V.M. sea de todo informado y se sirva mandar quitar o añadir lo que pareciere convenir para que se prosiga y remate esta obra de un tal modo que lo presente sea bonísimo y se espere de lo venidero gran mejora. Acuerdo a V.M. que aún las cosas mínimas se hallaron poco a poco y que esta fábrica es muy grande y no se puede levantar toda de una vez, ni decirse aquí lo que allá se hará teniendo la cosa presente y manejada.



Supuesto que ya Dios fue servido de que este caso hubiese llegado al estado referido, y juntamente que hay justo modo aunque de presente no se pueda decir el cuánto puedan o deban dar de feudo aquellas gentes a las nuestras, con declaración de todas las obligaciones



debidas de nuestra parte para con ellas, pues sin este medio parece que les turbara mucho más tanto bien cuanto se les va buscando. Puédese en cada una de las ciudades que se fundaren hacer la partición de rentas y tierras de tal manera que lo primero quede mucho para Dios, nuestro señor y señor de todo; quiero decir que de presente y venidero ha de haber iglesias, conventos, hospitales, viudas, huérfanos y doncellas que casar y pobres que sustentar y otras muchas necesidades que suplir y cosas que encaminar, que ayudar, conservar y acrecentar, y en suma todas las 14 obras de misericordia que cumplir.



Puédese dejar mucho para los naturales tan debido a ellos, y a nosotros el buscar modo eficaz como saldrán brevísimamente de la ceguedad en que viven sin la divina luz del santo evangelio, y el cómo a la entrada de este mar de misericordia no se ahogaron, sino que vayan navegando el viento a popa, y prósperamente hasta surgir en una tal vida y muerte que rece de ellos la iglesia, y V.M. le honre y gloríe de lo hecho, y el cómo le han de asegurar su parte temporal de tal manera que siempre jamás sea suya, y el cómo a buen paso les han de enseñar a trabajar, y que no holguemos nosotros ni se pueda después decir que andamos buscando a quien cansar por descansar, y el como no se morirán ni de pena por mal trato, ni de la priesa que les pueda dar nuestra cudicia, y en suma como a priesa vendrán a ser otros segundos españoles en lo que es la pulicia y goce más otros mil bienes.



Puédese dejar parte para todas las personas que han de ir y merecer en aquella población el ser honrados y aprovechados con mucha seguridad de sus conciencias y de la mía que soy el que persuado, y porque éste ha de ser el fundamento de toda esta obra, me remito a lo que puedo decir a boca o por escrito.



Puédese dejar parte para que V.M. sea allá mayor señor y muy aprovechada su real hacienda, y esto de tal manera que jamás V.M. dé salario a ninguo de sus ministros, ni a los demás que ha de haber en la república para mayor concierto de ella; y finalmente digo que deseo ver allí plantadas y perpetuadas tres cosas, es a saber, como del todo serán cerradas las puertas a la ociosidad y habrá para con ella muy riguroso juicio, como siempre jamás estarán abiertas y francas a la virtud, con grandes premios, y como la caridad será mucha y muy fervorosamente ejercitada.



Mírese con atención a la ciudad de los Reyes y a la de México, de las cuales se dice tener en sí más de 150 mil criaturas, entrando los naturales, y adviértase que estos naturales ya se pudieran llamar forasteros, y nótese que los diez o veinte mil españoles, los unos son ricos y que los otros pueden bien o razonablemente pasar sus vidas; y considérese luego el cómo quedan los 130 mil, o los que fueren, sin tener de qué asirse ni quien los guíe. Por manera que bien se puede preguntar por cuya cuenta corren los peligros que tienen tantas gentes, sin haciendas y sin riendas, a cuyas faltas van las unas y las otras corriendo, y es fuerza que han de parar o estrellarse en alguna dura pared, y que si no fuere hoy será mañana, y esto, o en la vida viciosa o en la vida falta o en la vida enferma, 0 donde todos han de aventurar a perder o las almas o el tino de vivir, y a ganar el padecer o morir a puras faltas, o por éstas damnificar la salud y justamente en otros daños que afean una república, nacidos de una desorden, pudiendo ser muchos menos y muchos los bienes que aquí vamos buscando por medio de una buena orden.



Esta empresa es la mayor que tiene el tiempo presente y venidero. Aviso a V.M. que temo mucho que se acabe antes que tenga principio. Quiero decir que de su principio pende poderse después contar que la grandeza de V.M. será allá tanto mayor cuanto fuere señor de muchas más gentes bien adquiridas, gobernadas y sustentadas en paz y justicia. Advierto que todos los que saben dicen que la baja de las Indias Occidentales procedió la mayor parte de no se perpetuar las encomiendas de los indios, y que a esta causa sus encomenderos se dieron muy gran priesa al desfrutar y apurarlos. También acuerdo que si V.M. tuviera hoy aquellos treinta millones de naturales que en su principio se hallaron, que las riquezas presentes serían muy redobladas y que estarían seguras las venideras necesarias; y sea avi-

so que hoy se dice que si quieren indios, que no hay plata, y que si quieren plata, que no hay indios para diez años, y que plata y oro no son las mayores pérdidas, pues ha habido otras que no tuvieron número y ahora las hay que no tienen precio y lo por venir Dios lo remedie.



Acuerdo a V.M. que un muy bueno y muy cumplido y muy a tiempo despachado es muy forzoso para dar principio a este tan gran caso, y que el socorro cierto asegurará lo hecho, y con leyes justas y santas instrucciones se puede abrir un muy breve y muy seguro camino, para haber en aquellas tierras una república que se pueda decir concertada, y que esta tal se ha de armar sobre hombres que lo sean de veras y muy sustanciales, y para que a los tales se levanten pensamientos y quieran dejar acá lo seguro poseído por ir a poblar, pacificar, defender y sustentar tierras agenas, son muy necesarias grandes mercedes de honras, franquezas y libertades, y sobre un justo modo perpetuar las encomiendas que en aquellas tierras han de haber, sin que los dueños dellas puedan decir que son señores de indios, pues de una casa se puede dar a todos y a cada uno la parte que le tocare; y juntamente que sea luego desterrado el servicio personal forzado, dejando libre el voluntario, y con las unas y otras mercedes V.M. ganará los ánimos de todos, de tal manera que se pueda desde luego decir que por este tan pequeño precio se compró tan grande parte del mundo y se aseguraron tantos bienes espirituales y temporales cuantos hay y puede haber en este caso en que hay tanto que decir y considerar, y bien mandar con pena de lo contrario.



Sea aviso, y en que mucho se repare, que digo que sólo se hallará menos levantada esta obra que todo aquello que en tantos años no he sido creído ni ayudado, y que lo hecho de un casi imposible, y de las uñas de Satanás lo sacó Dios Nuestro Señor, a quien se le deben dar las gracias. Por todo junto y con toda humildad y confianza suplico a V.M. sea servido mandar que yo sea luego despachado para ir con estos primeros galeones, y que a gran priesa sean pobladas aquellas tan



grandes y tan buenas tierras que a tan gran priesa V.M. me mandó que las fuese a descubrir.